Contractura Muscular, ¿Mito o Realidad?

bandas en contractura muscular

Las contracturas musculares son a menudo señaladas como la causa principal de los dolores musculares que llevan a los pacientes a buscar ayuda. No obstante, ¿es acertado atribuir siempre el malestar muscular a este problema? Cuando los pacientes llegan a la consulta, muchos asumen automáticamente que sus dolores musculares son resultado directo de una contractura.

Sin embargo, aunque las contracturas pueden ser responsables, no son la única explicación para el dolor muscular.

A lo largo de este análisis, examinaremos los mitos y las verdades sobre las contracturas, además de explorar cómo la fisioterapia puede desempeñar un papel esencial en el alivio de los dolores musculares, independientemente de su origen. Únete a nosotros para entender mejor este concepto. Vamos a desentrañar la verdad detrás de las contracturas, explorando si son una realidad tangible o si, tal vez, es menos común de lo que se tiende a pensar.

Qué es una contractura muscular

Antes de sumergirnos en la discusión sobre si las contracturas son un mito o una realidad, es crucial comprender qué implica exactamente este término en el contexto de la fisioterapia.

En términos sencillos, una contractura muscular se refiere a la contracción involuntaria y sostenida de las fibras musculares. Esta tensión prolongada puede generar molestias y limitar la amplitud de movimiento en la zona afectada. A la palpación se evidencia  un acortamiento de las fibras musculares por esta activación mantenida.

Es importante destacar que las contracturas pueden tener diversas causas, desde la fatiga muscular y la tensión acumulada hasta lesiones más específicas. En muchas ocasiones someter al músculo a un esfuerzo muy por encima de su capacidad, lo lleva a un proceso inflamatorio y a un estado de déficit metabólico, lo que disminuirá su capacidad de relajación y de volver a su estado basal.

En la práctica clínica, los fisioterapeutas realizan evaluaciones detalladas para identificar la presencia de contracturas y determinar su origen. Comprender este fenómeno es esencial para abordar de manera efectiva los dolores musculares y diseñar un plan de tratamiento personalizado.

Por lo tanto, para determinar que hay una contractura hay que evidenciar el acortamiento muscular y la limitación significativa del rango de movimiento. Solo el dolor en el músculo o la sensación de “nudo” del paciente no es suficiente para diagnosticar una contractura muscular.

Otras causas de dolor muscular

El dolor muscular, lejos de ser simplemente una molestia, es una señal de comunicación entre nuestro cuerpo y nuestro cerebro. En este apartado, exploraremos la relación entre la sensación de dolor y las diversas razones por las cuales nuestros músculos pueden manifestar malestar.

Es esencial comprender que el dolor no siempre indica la presencia de daño estructural. En muchos casos, el cerebro utiliza el dolor como una señal fisiológica para alertarnos sobre situaciones que podrían requerir nuestra atención. Esto significa que podemos experimentar dolor sin que exista un daño físico real y, por otro lado, podemos tener daño sin sentir dolor inmediato.

El exceso de fatiga, mantener posturas inadecuadas y la debilidad muscular son factores comunes que pueden desencadenar el dolor muscular. La fatiga, resultado del esfuerzo continuo o la sobreexigencia, puede generar molestias, pero no necesariamente implica una contractura muscular en el sentido clásico. Asimismo, la debilidad muscular puede ser una causa subyacente de dolor; un músculo débil puede experimentar dolor al activarse y fatigarse rápidamente.

Es crucial destacar que, según la definición de contractura que proporcionamos anteriormente, esta no implica necesariamente un acortamiento muscular. Por lo tanto, los dolores musculares derivados de la fatiga, posturas inadecuadas o debilidad no pueden clasificarse estrictamente como contracturas.

Tratamiento contractura muscular

Por qué “las contracturas musculares” suelen producirse en determinados músculos

La aparición frecuente de contracturas en ciertos grupos musculares, como los trapecios superiores, angular escapular y romboides (por ejemplo), es un fenómeno  que puede variar según el estilo de vida de cada individuo. Vamos a explorar cómo estos dolores musculares se manifiestan de manera diferente en pacientes sedentarios y en aquellos activos, a pesar de compartir un origen común en los patrones de movimiento.

En pacientes sedentarios, la falta de actividad física contribuye a la debilidad de ciertos grupos musculares que no se utilizan con regularidad. Nuestro sistema nervioso central, respondiendo a la falta de necesidad o hábito, puede adoptar patrones de sustitución, implicando a otros músculos para mantener funciones básicas.

Esta compensación a menudo recae en músculos como los trapecios superiores, angular escapular y romboides, llevándolos a un estado de trabajo constante y fatiga perpetua. Este fenómeno es conocido como patrón de sustitución y puede generar dolor en los músculos sobreactivados.

En contraste, los pacientes activos, aunque pueden no experimentar problemas en su vida diaria, enfrentan desafíos adicionales al desempeñar gestos deportivos o actividades que requieren una amplia gama de movimientos.

Ya sea debido a una técnica deficiente (poco entrenada) o al exceso de carga, el cerebro puede adoptar patrones de movimiento que llevan a ciertos grupos musculares a trabajar en exceso. Esto, a su vez, puede resultar en la aparición de  dolor muscular. También se debe al patrón de sustitución. Nuestro cerebro trabajará sin descanso para ejecutar aquella orden que le solicitamos, aunque suponga un posible problema.

En condiciones normales para un movimiento activará los sistemas musculares necesarios, pero cuando la fatiga comienza a aparecer o la exigencia es máxima, se apoyará en ciertos músculos que acabarán con mayor estrés metabólico.

En el próximo segmento, ahondaremos en estrategias para abordar el dolor muscular. Acompáñanos mientras exploramos cómo equilibrar el uso de los músculos y optimizar los patrones de movimiento para mantener una salud musculoesquelética óptima.

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Fisioterapia en contracturas musculares

En este apartado, nos sumergimos en la esencia de la fisioterapia aplicada a las contracturas musculares y al dolor muscular en general. Reconociendo que el dolor puede surgir por diversas razones, abordaremos tanto el dolor agudo como la gestión a largo plazo de esta sintomatología.

Dolor Agudo: Reducción de Síntomas

Cuando el paciente llega a consulta con dolor agudo, ya sea derivado de una contractura o de otras causas, el enfoque inicial se centra en aliviar los síntomas. Para ello, se emplean diversas técnicas de fisioterapia, como la terapia manual, punción seca, radiofrecuencia, neuromodulación láser…

Cualquier herramienta a la mano del fisioterapeuta. Además de las técnicas mencionadas, se brindan recomendaciones personalizadas de ejercicios de activación y estiramientos. Estas intervenciones buscan reducir la intensidad del dolor y mejorar la movilidad.

En dolor muscular la fisioterapia demuestra grandes resultados a corto plazo, reduciendo el síntoma en pocas sesiones.

Sin embargo, cuando la causa desencadenante del dolor muscular se mantiene en el tiempo, estas molestias pueden ser recurrentes. Son los hábitos (sedentarios o deportivos) los que marcarán el estado de salud de nuestro sistema músculo esquelético.

Acudir a la clínica de fisioterapia para aliviar un síntoma a corto plazo no resuelve el problema (causa) ni demuestra lo que esta disciplina sanitaria puede hacer por nosotros.

Abordaje a Largo Plazo: Identificación y Tratamiento de Causas Recurrentes

En situaciones donde el dolor muscular se presenta de manera recurrente, una vez que el paciente experimenta alivio del dolor agudo, es crucial identificar y abordar las causas subyacentes.

En el caso de pacientes sedentarios, se suele recomendar la incorporación de actividad física adaptada y controlada. Esta medida no solo mejora el estado físico general, sino que también capacita al individuo para afrontar las demandas de la vida diaria. Una exhaustiva evaluación determinará los puntos a reforzar y el seguimiento permitirá ir adaptando la progresión. 

En el caso de deportistas, se realiza una evaluación detallada del patrón de movimiento durante el gesto doloroso. La mejora de este patrón se convierte en un objetivo fundamental para prevenir la recurrencia del dolor.

Cambiar el patrón de movimiento (si no es eficiente) implica un proceso gradual, ya que implica modificar hábitos arraigados en el cerebro. Este enfoque integral y personalizado busca no solo tratar los síntomas, sino también abordar las causas subyacentes para una recuperación a largo plazo y una mejora sostenible de la calidad de vida.

Son estos patrones arraigados en gestos repetitivos y la mala gestión de las cargas de entrenamiento, las principales causas de lesión en el mundo del deporte (al margen de las lesiones traumáticas). Esto es motivo más que suficiente para prestar atención a dolores musculares que generalmente se tienden a ignorar. Como pudiste leer en un apartado anterior, el dolor muscular es un “aviso” del sistema nervioso de que algo no marcha bien. Si lo escuchas, buscas la causa e intentas poner solución, el dolor desaparecerá y no se convertirá en una lesión de mayor gravedad.

Para cualquier consulta, visita nuestra clínica de fisioterapia en Málaga.

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