Cómo actuar ante un Esguince de Tobillo

Cómo actuar ante un esguince de tobillo

Los esguinces de tobillo son una de las lesiones musculoesqueléticas más frecuentes tanto en personas activas como en la población general. No es exclusivo de deportistas: caminar por terreno irregular, pisar mal al bajar una escalera o incluso un simple tropiezo pueden desencadenarlo.

De hecho, según diversos estudios, se estima que se produce un esguince de tobillo por cada 10.000 personas al día. En el ámbito deportivo, esta cifra se dispara: representan cerca del 25% de las lesiones totales, y en deportes como el baloncesto, alcanzan hasta un 21,9% de todos los casos. Por eso, saber cómo actuar ante un esguince, entender su evolución y conocer cómo tratarlo adecuadamente es fundamental para evitar complicaciones a largo plazo.

¿Qué es un esguince de tobillo?

Un esguince de tobillo ocurre cuando uno o varios ligamentos de esta articulación se distienden o se rompen parcial o totalmente por un movimiento brusco, generalmente una torcedura o giro forzado. Los ligamentos más afectados suelen ser los que estabilizan la parte externa del tobillo (ligamentos laterales externos), aunque también pueden verse implicados los de la parte interna o incluso ligamentos de la sindesmosis (región más profunda de la articulación).

El grado de lesión varía en función de la fuerza aplicada y del estado previo del tejido. Podemos clasificar los esguinces en tres grados:

Grado I: Estiramiento o distensión leve del ligamento, con microdesgarros. Dolor moderado, leve inflamación, y estabilidad conservada.

Grado II: Rotura parcial del ligamento. Suele provocar dolor más intenso, inflamación visible, dificultad para caminar y cierta inestabilidad.

Grado III: Rotura completa del ligamento. Se observa gran inflamación, dolor agudo, hematoma y, en muchos casos, imposibilidad de cargar peso sobre el pie.

Grados esguince de tobillo

Síntomas del esguince de tobillo

Los signos más frecuentes tras un esguince de tobillo son:

  • Dolor agudo en el momento del gesto lesional.
  • Inflamación progresiva.
  • Hematoma visible (más frecuente en grados II y III).
  • Dificultad para caminar o cargar peso.
  • Inestabilidad o sensación de «fallo» en el tobillo.

Es importante no subestimar un esguince. Aunque en algunos casos el dolor inicial puede parecer leve, no realizar una correcta valoración puede conducir a una recuperación incompleta o a recaídas frecuentes.

Fases de recuperación del esguince de tobillo

El proceso de recuperación puede dividirse en varias etapas según el momento desde la lesión y el objetivo de tratamiento en cada fase. A continuación te explicamos cómo solemos abordarlo en clínica:

Fase aguda (0-48 h)

  • Reposo relativo: evitar el apoyo total si hay dolor intenso.
  • Control del edema: con hielo (si es necesario), vendajes compresivos y elevación del pie.
  • Terapia manual suave: movilización linfática, drenaje, tratamiento del tejido blando.
  • Movilización activa y pasiva sin dolor: para evitar rigideces y mantener movilidad.
  • Uso de vendaje funcional o tobillera si la inestabilidad lo requiere.

Fase subaguda (48 h – 1 semana)

  • Comenzamos a introducir carga progresiva, siempre que el dolor lo permita.
  • Tratamiento de las compensaciones musculares, especialmente en peroneos, tibial posterior y sóleo.
  • Técnicas como neuromodulación, electrolisis percutánea, INDIBA o Magnetolith pueden ayudar a acelerar la recuperación si están indicadas.
  • Iniciamos ejercicios suaves de propiocepción y control motor.

Fase de readaptación (2 – 4 semanas)

  • Aumentamos la intensidad de los ejercicios de fuerza y control del tobillo.
  • Se introducen retos progresivos de equilibrio y coordinación.
  • Trabajo de apoyo monopodal, ejercicios en plataformas inestables, y movimientos funcionales específicos del paciente.
  • Si es un deportista, se puede iniciar trote suave y desplazamientos lineales.

Fase de vuelta a la actividad (4 – 6 semanas o más)

  • Se realiza trabajo de giros, cambios de dirección, saltos y aterrizajes.
  • Entrenamiento específico del deporte o actividad habitual del paciente.
  • Evaluación de capacidades para valorar el momento de retorno seguro a la competición o a la vida activa normal.

¿Qué pasa si no se trata bien?

Uno de los mayores errores es pensar que un esguince de tobillo se cura solo. Un tratamiento inadecuado o incompleto puede derivar en lo que se conoce como inestabilidad crónica de tobillo.

Este problema ocurre cuando el ligamento no se recupera completamente o el sistema neuromuscular no se ha reentrenado de forma adecuada. El resultado es un tobillo más vulnerable, propenso a sufrir esguinces repetidos, molestias frecuentes, pérdida de confianza al caminar o correr, e incluso alteraciones en la marcha.

Además, hay veces en las que un esguince mal tratado deja secuelas que afectan otras zonas del cuerpo: sobrecargas en la rodilla, en la cadera o incluso dolor lumbar por compensaciones prolongadas.

tratamiento esguince de tobillo

¿Cuándo debo acudir al fisioterapeuta?

Siempre que haya dolor persistente, inflamación notable, inestabilidad, o si no estás seguro de la gravedad de la lesión. La valoración por parte de un fisioterapeuta es clave para determinar el grado de afectación y establecer un tratamiento individualizado y eficaz.

En consulta, además de aplicar técnicas específicas, trabajamos contigo para diseñar un plan de ejercicios adaptado, que no solo ayude a recuperar el tobillo, sino que prevenga nuevas lesiones en el futuro.

¿Qué papel juega el ejercicio terapéutico?

El movimiento controlado es la base de una buena recuperación. A lo largo del proceso, adaptamos los ejercicios según tu evolución:

  • Fortalecimiento específico de la musculatura estabilizadora (peroneos, tibial posterior, glúteo medio, etc.)
  • Ejercicios de control motor del tobillo y de todo el miembro inferior.
  • Propiocepción: reeducar el equilibrio y la respuesta neuromuscular para evitar recaídas.
  • Entrenamiento funcional para retomar tu deporte o actividad diaria con confianza.

Esguince de tobillo en deportistas

La exigencia cambia por completo. En estos casos, el trabajo debe ser más preciso, y el retorno a la competición debe estar bien planificado. El deportista no solo debe recuperar su estado previo, sino salir reforzado de la lesión para evitar recaídas.

Aquí es clave aplicar criterios objetivos de progresión, mediciones funcionales y sesiones de readaptación específica, simulando los gestos deportivos con carga real.

Un esguince de tobillo es una lesión frecuente pero no debe tratarse a la ligera. Un buen diagnóstico y un abordaje individualizado son fundamentales para una recuperación completa. No solo buscamos que desaparezca el dolor, sino que recuperes la confianza, la estabilidad y la función real del tobillo. Con un tratamiento bien planificado, supervisado por profesionales y centrado en el movimiento, es posible no solo recuperarse, sino incluso mejorar el rendimiento previo a la lesión. Si has sufrido un esguince, no dudes en ponerte en manos de fisioterapeutas especializados para guiarte en todo el proceso.

Si necesitas consultar con profesionales en Málaga, visítanos en Manuel Cuenca Fisioterapia y Osteopatía

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