Una pregunta habitual tanto en consulta como en la vida diaria de un fisioterapeuta es: ¿qué me pongo si me duele, frío o calor?
Todo el mundo se ha puesto alguna vez la bolsa de hielo (a veces concretamente bolsa de guisantes congelados) o, por otro lado, la manta eléctrica, la bolsa de agua caliente, en caso de de tener dolor en el aparato locomotor. Pero lo hacen porque es una práctica incluida en el ideario general de las personas, sin embargo no obedece a ningún criterio concreto.
Permanece en este post para comprender para qué podemos aplicar cada uso, qué finalidades tienen y cuales son las principales contraindicaciones de su uso.
Cuando aplicar frío para combatir el dolor
El frío se aplica en lesiones agudas: aquellas que acaban de producirse de forma traumática o aquellas que estén en una fase inflamatoria aguda (primeros tres días de dolor intenso).
El frío produce una vasoconstricción (reducción del calibre le los vasos sanguíneos) actuando inmediatamente sobre el proceso inflamatorio: reduce la hemorragia y el edema. De esta manera la inflamación estará un poco más controlada. Además el frío tiene un efecto analgésico (disminución del dolor). En resumidas cuentas es un medio a utilizar para evitar una respuesta inflamatoria desmesurada que me impida comenzar la reeducación de forma precoz.
Es importante no ponerlo más de 15 minutos cada 2 horas, porque pasado este tiempo hay una respuesta rebote de vasodilatación, pudiendo generar el efecto contrario al que queremos. La utilización del frío suele recomendarse de forma regular las primeras 72h tras la lesión, porque después de este tiempo, si se aplica de forma muy regular, puede dificultar los procesos fisiológicos de cicatrización.
No se recomienda aplicarlo directamente sobre la piel, colocar un papel o trapo muy fino. Al tener efecto analgésico podemos no sentir que nos quema y generarnos una lesión cutánea.

¿En qué casos se aplica frío?
- Esguinces, luxaciones, fracturas…
- Contusiones
- Patología muscular: en roturas fibrilares frío+compresión+elevación.
- Procesos agudos tendinosos
- En edemas en miembros inferiores, o sensación de piernas cansadas, darse con la ducha con agua fría ayuda a aliviar los síntomas.
Cuándo aplicar calor para combatir el dolor
El calor se aplica en lesiones más crónicas, rigidez articular y en dolores musculares (contracturas) donde no exista un proceso inflamatorio agudo. El calor produce una vasodilatación (aumento del calibre de los vasos sanguíneos), aumentando el flujo de sangre en la zona de aplicación. De esta manera se puede acelerar el metabolismo del tejido (mejora de procesos de cicatrización) y también posee un efecto analgésico. Sin embargo, de aplicar calor en un proceso agudo puede agravarlo, incrementando la severidad de la inflamación y, por ende, el dolor.
En procesos no dolorosos pero que cursan con rigidez, como la artrosis, la aplicación de calor puede mejorar la movilidad y el bienestar antes de realizar alguna actividad. Por ejemplo, en personas que padecen artrosis en las manos en fase no inflamatoria, se recomienda lavarse las manos con agua caliente al levantarse por la mañana. De esta manera, se recupera la movilidad para empezar las actividades de la vida diaria.
Debemos aplicarlo de forma local 15 min cada 2h. Dejarlo de forma local más tiempo puede producir lesiones cutáneas por calor y generar edema. Además es recomendable una vez aplicado el calor movilizar suavemente el área diana (la zona de aplicación): de esta manera estaremos fomentando el flujo sanguíneo mejorando su irrigación completa (el calor puede quedarse algo superficial y podemos aumentar su efecto beneficioso de esta manera).
¿En qué casos se aplica calor?
- Dolor, rigidez musucular ( o calambres.
- Patología articular: como mencionamos en artrosis puede mejorar la movilidad y el bienestar. Pero atención de no estar en pleno proceso agudo, como ya hemos comentado con anterioridad puede no ser beneficioso.

Qué es el baño de contrastes
Otra forma de aplicar el frío y el calor es mediante el baño de contrastes. Esta modalidad busca el beneficio de la vasoconstricción del frío y la vasodilatación del calor. El objetivo es ayudar a reducir el edema en caso de estar presente,el dolor y la rigidez.
No debe hacerse antes de las 72h tras la lesión, para no incrementar la inflamación, ni en procesos agudos.
Modo de aplicación: el ciclo de Frío (F) y calor (C) sería F/C/F/C/F. El ciclo frío lo mantendremos durante 1 minuto, debiendo ser intenso (en caso de esguince de tobillo por ejemplo sumergiendo el pie en un barreño con agua y con hielos). El ciclo de calor (ligero), por su parte, será aproximadamente de 30 segundos (volvemos al caso del esguince, el barreño contendrá agua templada y dejaremos el pie dentro hasta que la temperatura del pie vuelva a la normalidad).
Aplicado de forma regular podemos drenar edemas o procesos inflamatorios que permanecen después del tiempo en el que son útiles y que a la larga pueden dificultar la reparación de los tejidos.
En ambos casos, frío o calor, son medidas sintomáticas que actúan sobre el dolor, la rigidez y el edema. Debemos entender que es una ayuda, pero no es un tratamiento en si. Además hay casos en los que el paciente por sí mismo puede no tener muy claro si se encuentra en un proceso agudo o no (en tendinopatías crónicas pueden despertarse procesos agudos). Por eso si no sabes como abordar tu dolencia, consúltalo con un profesional.
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