Sarcopenia. Masa muscular como predictor de salud

Sarcopenia en mujeres mayores

¿Nos creerías si te decimos que tu masa muscular va a ayudarte a que vivas más y mejor?

Pues así es, una persona adulta que conserve su masa muscular va a tener una mayor calidad de vida que una que no la conserve y no haya conseguido que su masa muscular se desarrolle.

Sarcopenia y masa muscular

Todos tenemos amigos, familiares o conocidos que con el paso de los años su masa muscular se ha visto disminuida, sobre todo al llegar a edad avanzada y más aún si no realizan actividad física en el día a día.

A este proceso o enfermedad, se el da el nombre de sarcopenia, que podríamos definirla de forma precisa como la pérdida de forma general (en todo el cuerpo) y progresiva de masa muscular, así como de fuerza y por ende del rendimiento físico, tal y como la define la Fundación española de Reumatología. De forma habitual es considerada como consecuencia del envejecimiento, aunque veremos que lo pueden causar otro tipo de factores y hábitos.

A quién afecta la sarcopenia

Hay ciertos factores que hacen que ciertos tipos de poblaciones muestren predilección a padecer sarcopenia y por ende a ver su masa muscular reducida.

Algunos de los factores son los siguientes:

  •       Tener más de 40 años.
  •       Alteraciones biológicas en la musculatura.
  •       Desequilibrios hormonales.
  •       Ingesta energética deficiente.
  •       Inactividad física o sedentarismo.

De igual modo, las mujeres tienen mayores probabilidades de padecer sarcopenia que la población masculina.

Otro factor que puede llegar a provocar la disminución de masa muscular, pero en este caso de forma localizada es la inmovilización, ya sea por escayola o por imposibilidad de movimiento por algún tipo de intervención quirúrgica.

Síntomas de la sarcopenia

Los síntomas que pueden padecer la población que presenta su masa muscular disminuida son todos aquellos que están relacionados con la pérdida de fuerza, siendo los más destacados los siguientes:

  •       Debilidad.
  •       Dificultad al sentarse y levantarse.
  •       Velocidad disminuida al caminar y en los movimientos cotidianos.
  •       Caídas reiteradas.
  •       Pérdida de peso.

Diagnóstico de la sarcopenia

Hoy en día, llevar a cabo un diagnóstico de esta enfermedad no es del todo sencillo, fundamentalmente por la falta de criterios a la hora de determinar si un paciente la sufre o no.

Ciertos estudios llevaron a cabo la evaluación y detección de la sarcopenia mediante los siguientes métodos:

  •       Impedancia bioeléctrica.
  •       Tomografía computarizada (TC).
  •       Examen de densidad ósea (DEXA o DXA).
  •       Absorciometría de rayos X.
  •       Resonancia magnética.
  •       Diferentes pruebas físicas para medir la fuerza muscular y el rendimiento físico.

Tratamiento

El tratamiento de la sarcopenia irá encaminado a la inclusión de unos buenos hábitos de vida para el paciente, siempre y cuando la causa de la disminución de la masa muscular no sea por motivos hormonales u otro tipo de patologías.

Algunas de las recomendaciones de tratamiento serían las siguientes:

  •       Evitar el sedentarismo.
  •       Realizar actividad física según las recomendaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud).
  •       Hacer ejercicio de fuerza con carga externa, de forma individualizada y progresiva.
  •       Llevar una adecuada alimentación.
  •       Valorar la suplementación alimenticia.
Sarcopenia en personas mayores

Conclusiones

No debemos confundir estar delgados con estar saludables, ya que una persona que esté delgada porque no presenta masa muscular, no está saludable. Debemos aspirar a tener una cantidad optima de masa muscular para que la calidad de vida sea la mejor durante el mayor tiempo posible.

A lo largo del post, hemos comentado que la pérdida de masa muscular se produce con los años. Si bien es cierta esta afirmación por diversos factores, debemos tener presente que la influencia de la edad en la pérdida de masa muscular es ínfima en comparación con otros factores relacionados con los hábitos del día a día. Nos referimos al sedentarismo, a la no realización de ejercicio de fuerza, la falta de movimiento en el día a día, una mala alimentación o un mal descanso.

Queremos haceros llegar a la conclusión de que la población no deja de entrenar porque envejece, sino que empieza a envejecer en el momento que dejamos de entrenar fuerza, ya que se pueden obtener mejoras en lo que a niveles de masa muscular se refiere incluso con 90 años como podemos comprobar aquí.

Si tienes cualquier duda o necesitar poner solución a la patología en cuestión o cualquier otro tipo de patología, no dudes en ponerte en contacto con nosotros en nuestra clínica de fisioterapia en Málaga.

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