¿Tienes un dolor constante en la parte externa de la cadera que empeora al caminar, correr o incluso al descansar?
El dolor de cadera en la parte externa, especialmente a nivel del trocánter mayor, es una molestia común que puede interferir con el día a día de quien la padece.
Esta zona ósea del fémur sirve como punto de inserción para músculos importantes, como el glúteo medio y el glúteo menor, fundamentales para la estabilidad y movilidad de la cadera.
Este tipo de dolor suele asociarse a dos condiciones principales: la trocanteritis y la bursitis. Aunque a menudo se confunden, tienen características y tratamientos específicos que es importante distinguir. En este artículo, veremos en detalle las diferencias entre ambas, sus síntomas y tratamientos.
Sin embargo, aunque es muy importante conocer las diferencias entre ambas, debemos acudir a un profesional para evaluar minuciosamente nuestra condición, debido a que también estos dos procesos patológicos puede coexistir en un síndrome de dolor trocantéreo.
Diferencias entre trocanteritis y bursitis
La trocanteritis se refiere principalmente a una inflamación en los tendones de los músculos que se insertan en el trocánter, por lo que también puede denominarse tendinopatía. Esta inflamación ocurre en los tendones de los músculos glúteos medio y menor, los cuales se insertan en el trocánter mayor y juegan un papel importante en la estabilidad de la cadera. La trocanteritis suele causar dolor durante movimientos como caminar, subir escaleras o correr, y puede sentirse especialmente sensible al tacto en el área lateral de la cadera.
Por otro lado, la bursitis trocantérea implica una inflamación de la bursa, una bolsa sinovial que se encuentra entre el trocánter y los tendones que lo rodean. La función de esta bursa es reducir la fricción entre los tejidos durante el movimiento. Cuando la bursa se inflama, puede generar un dolor agudo en la parte externa de la cadera, que aumenta al presionar la zona o al realizar movimientos repetitivos.
Diagnóstico diferencial en el dolor de cadera
Para distinguir entre trocanteritis y bursitis en el diagnóstico del dolor de cadera, se tienen en cuenta varios aspectos:
Sintomatología
Aunque ambas afecciones causan dolor en la parte lateral de la cadera, existen diferencias en los síntomas. La trocanteritis suele provocar dolor localizado al tacto y durante el movimiento activo del muslo, mientras que la bursitis tiende a causar una sensibilidad más difusa y aguda. En la bursitis, el dolor puede estar presente incluso en reposo y empeorar al dormir sobre el lado afectado.
Evaluación funcional
Las pruebas físicas son esenciales para el diagnóstico diferencial. En una evaluación funcional, se examinan tanto la movilidad como la fuerza de la cadera. En la trocanteritis, movimientos que impliquen resistencia activa en los músculos glúteos desencadenan el dolor, mientras que en la bursitis el dolor puede aparecer con presiones sobre la bursa incluso en reposo. Además, se pueden realizar maniobras específicas para evaluar la presencia de dolor en cada estructura, como la prueba de Ober para evaluar la tensión del tensor de la fascia lata y la bursa.
Pruebas de imagen
Las pruebas de imagen ayudan a confirmar el diagnóstico. En casos de trocanteritis, una ecografía o resonancia magnética puede mostrar cambios en el tendón, como engrosamiento o inflamación. La bursitis, por su parte, suele ser visible mediante ecografía, donde se observa una acumulación de líquido en la bursa inflamada. En algunos casos, el uso de imágenes permite detectar si ambas condiciones coexisten, situación conocida como síndrome de dolor trocantéreo.
¿Qué origen tiene este dolor de cadera?
El dolor de cadera causado por trocanteritis o bursitis puede tener varios orígenes. Entre las causas más comunes están:
Movimientos repetitivos
Actividades que implican movimientos repetitivos de la cadera, como correr o caminar largas distancias, aumentan la fricción y la presión sobre el trocánter y sus estructuras adyacentes. Esto quiere decir que antes de empezar a aumentar la carga de estas actividades de forma abrupta, debemos preparar a nuestro cuerpo entrenándolo correctamente.
Falta de movilidad lumbar
Las restricciones en la movilidad de la columna lumbar pueden generar compensaciones en la cadera, aumentando la sobrecarga en la zona del trocánter y, eventualmente, causando inflamación.
Debilidad en la musculatura de cadera
La insuficiencia de los músculos glúteos medio y menor puede provocar un desbalance en la mecánica de la cadera, lo que favorece el desarrollo de trocanteritis o bursitis.
Factores anatómicos
Algunas personas presentan alteraciones anatómicas en la cadera o en la longitud de las piernas que predisponen a la aparición de estas afecciones.
Sobrecarga o entrenamiento excesivo
Un aumento repentino en la intensidad o frecuencia del ejercicio físico sin una adecuada adaptación puede sobrecargar la cadera.
Tratamiento del dolor de cadera
El tratamiento del dolor de cadera depende de la naturaleza de la afección y la gravedad de los síntomas.
Trocanteritis
Reposo y modificación de la actividad: Reducir las actividades que generen dolor es fundamental para evitar el agravamiento de la inflamación.
Terapia manual: Puede ser útil en fisioterapia para aliviar la tensión en los músculos circundantes y mejorar la movilidad.
Ejercicios funcionales: Un programa de ejercicios enfocado en fortalecer los músculos glúteos y mejorar la estabilidad de la cadera es clave para evitar futuras recidivas.
Aplicación de INDIBA, sistema superinductivo: El uso de esta tecnología puede ayudar a acelerar la recuperación y reducir el dolor en la zona afectada.
EPI (Electrólisis Percutánea Intratisular): Técnica que usa corriente galvánica para favorecer la regeneración del tejido tendinoso dañado en casos de trocanteritis.
Neuromodulación Percutánea: Procedimiento que, mediante corriente de baja frecuencia, modula el dolor y mejora la recuperación de la función en la cadera afectada.
Bursitis trocantérea
Tratamiento con antiinflamatorios: En la fase aguda, los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) pueden ayudar a reducir el dolor y la inflamación.
Infiltraciones: En algunos casos de bursitis trocantérea, el tratamiento puede incluir infiltraciones de corticoides directamente en la bursa para reducir la inflamación. Sin embargo, este procedimiento debe ser evaluado y realizado por un médico especializado, ya que las infiltraciones repetitivas en el tendón pueden debilitar la estructura y aumentar el riesgo de lesión.
Fisioterapia específica: La fisioterapia puede incluir técnicas para disminuir la fricción en la bursa, así como ejercicios específicos para mejorar la estabilidad de la cadera.
Es importante recalcar que la infiltración de corticoides en los tendones NO es recomendable en casos de trocanteritis, ya que podría debilitar el tendón a largo plazo. Sin embargo, en la bursitis trocantérea, una infiltración única de corticoides puede ser eficaz para reducir la inflamación en la fase aguda, aunque debe usarse con precaución.
En resumen, si experimentas un dolor persistente en la cadera que no mejora con el descanso o empeora con ciertos movimientos, es recomendable acudir a un fisioterapeuta o profesional de la salud para una evaluación completa. Una intervención temprana puede ayudar a evitar el avance de estas patologías y permitir una recuperación más rápida y efectiva.
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