Según la OMS, la enfermedad de Parkinson es una afección degenerativa del cerebro, asociada a síntomas motores (lentitud de movimientos, temblores, rigidez trastorno de la marcha y desequilibrio) y una amplia variedad de complicaciones no motoras (deterioro cognitivo, trastornos mentales, del sueño y otras alteraciones sensoriales)
Se produce por una destrucción, por causas aún desconocida, de las neuronas “dopaminérgicas” que se encuentran en los ganglios basales.
La discapacidad que produce la enfermedad de Parkinson está aumentando más rápido que en cualquier otro trastorno neurológico. La prevalencia se ha duplicado en los últimos 25 años.
Un poco de historia sobre la enfermedad de Parkinson
La enfermedad de Parkinson se conoce por ese nombre por James Parkinson, el doctor que la describió por primera vez en 1817 en su monografía “Un ensayo sobre la parálisis agitante” donde destaca las dos manifestaciones claves de la enfermedad: la rigidez (parálisis) y el temblor (agitación).
En 1960 se identificaron los cambios bioquímicos asociados a la enfermedad y en la década de los 80 se identificó la causa subyacente de los síntomas del Parkinson (la pérdida de células dopaminérgicas) lo que permitió abrir líneas de investigación.
Durante muchos años se creían que las consecuencias eran exclusivas de carácter motor, pero a día de hoy se sabe que provoca alteraciones y daños en otros sistemas como el autonómico, el límbico y el somatosensorial, además de alteraciones en la conducta y del estado de ánimo.
Síntomas de la enfermedad de Parkinson
Motores
- Bradicinesia: se describe como “lentitud para realizar un movimiento” . Incapacidad para iniciar un movimiento preciso o la pérdida del movimiento automático. Es característico la macha lenta, pasos cortos, arrastrando los pies y con la disminución o ausencia de braceo.
- Temblor en reposo: aunque es el síntoma más conocido, no es el más característico, ya que el 30% de las personas con Parkinson no llegan a presentarlo nunca.
- Rigidez: aumento involuntario de la contracción muscular y de la resistencia al desplazamiento pasivo de las articulaciones. Esto puede provocar: disminución de la amplitud de los movimientos (como balanceo de los brazos al caminar), dificultad para girarse en la cama o incorporarse de una silla, dolores y calambres en las extremidades y disminución de la expresividad facial.
- Trastornos de la postura: inestabilidad postural o alteración del equilibrio. Cuando va avanzando la enfermedad tienden a adoptar una postura encorvada, con piernas un poco dobladas, tronco hacia delante y brazos flexionados.
No motores
- Trastornos autonómicos: estreñimiento, salivación, hipotensión, incontinencia, disfunción eréctil, sudoración…
- Trastornos neuropsiquiátricos y cognitivos: alucinaciones, ilusiones, ideación delirante, demencia, dificultad de concentración, ejecutar tareas cognitivas o para realizar varias tareas a la vez.
- Trastornos afectivos y emotivos: depresión, ansiedad, trastorno sexuales…
- Trastornos del sueño: alteraciones de la fase REM, insomnio, somnolencia diurna excesiva.
- Trastornos de otros órganos fuera del Sistema Nervioso Central: osteoporosis, dolor de espalda, problemas respiratorios…
Fases de la enfermada de Parkinson
- Fase inicial: en esta fase la mayoría de personas pueden realizar sin ayuda muchas de las actividades de la vida cotidiana, pueden seguir manteniendo las obligaciones laborales y las relaciones sociales. Aunque los síntomas son leves y unilaterales (se manifiestan en un lado del cuerpo), esta etapa es clave en el desarrollo de la enfermedad, pues un pronóstico precoz hace que tratamiento sea más eficaz.
- Fase intermedia: aquí el Parkinson empieza a entorpecer el día a día de la persona, tanto en su actividad social y laboral, como en los pequeños gestos y hábitos cotidianos. Puede necesitar ayuda para ponerse una chaqueta, entrar y salir de la bañera, afeitarse… La rigidez y la bradicinesia son marcadas, el temblor ya es visible, al caminar se arrastra una pierna y el braceo desaparece.
- Fase avanzada: en esta fase hay una importante disminución en las capacidades, aunque durante algunos momentos del día se encuentran menos limitados (‘periodos on’), predominan aquellos en los que se tiene un difícil control de los síntomas motores (‘periodos off’). Cuando la pérdida de independencia alcanza un punto en el que, para llevar a cabo acciones de la vida cotidiana la persona necesita de la ayuda de un cuidador, es cuando hablamos de que la persona con párkinson ha entrado en la fase de EPA (Enfermedad de Parkinson Avanzada). Aparte de estos casos, existen otros síntomas que son definitivos para diagnosticar párkinson avanzado, como son la disfagia severa, la demencia o las caídas recurrentes.
Prevalencia y curso de la enfermedad de Parkinson
El Parkinson afecta a más de 160.000 personas en España y es previsible que la cifra crezca en los próximos años debido al envejecimiento de la población y el aumento de esperanza de vida. El 0,3% de la población puede llegar a desarrollar la enfermedad y esta aumentaría hasta el 1-2% a partir de los 60 años.
El curso de la enfermedad es variable. Aunque es progresiva, con un diagnóstico precoz, la medicación adecuada y terapias de rehabilitación, se puede paliar los síntomas permitiendo una buena calidad de vida y autonomía durante años.
Factores de riesgo para desarrollar la enfermedad de Parkinson
Aunque todavía se desconoce la causa que provoca la pérdida neuronal se cree que podría deberse a una combinación de factores genéticos, medioambientales y los derivados del propio envejecimiento del organismo.
- La edad: se ha demostrado como un claro factor de riesgo. Aunque, según estimaciones de la Federación Española de Párkinson (FEP), una de cada cinco personas cuenta con menos de 50 años, la franja media en el diagnóstico se sitúa entre los 55 y los 60 años. La prevalencia aumenta exponencialmente a partir de la sexta década de vida.
- Factores genéticos: se estima que entre el 15% y el 25% de las personas que tienen la enfermedad cuentan con algún pariente que la ha desarrollado. La mutación del gen LRRK2 es la causa más frecuente conocida de párkinson y supone un 40% de las causas genéticas.
- Factores medioambientales: Diferentes estudios epidemiológicos demuestran que existen determinadas sustancias tóxicas, como algunos pesticidas, capaces de producir síntomas parkinsonianos. También se ha descubierto que un factor físico relacionado con el riesgo de sufrir la enfermedad en edades avanzadas es el traumatismo craneal.
Parkinson de inicio temprano
En este caso, la enfermedad irrumpe antes de los 50. Existen algunos casos en los que los síntomas han aparecido incluso a los 20 años.
El Parkinson de inicio temprano presenta diferencias en cuanto a las causas, mecanismos, sintomatología y, sobre todo, al impacto de la enfermedad en sus vidas.
Las personas con párkinson de inicio temprano tendrán de convivir con la enfermedad durante más años, enfrentarse a mayores complicaciones derivadas de los tratamientos farmacológicos prolongados y, sobre todo, tendrán que realizar un importante ajuste respecto a sus aspiraciones personales y expectativas de futuro, como dejar el trabajo y los problemas personales, sociales y económicos que esto conlleva.
Y aunque el curso es más lento, existe mayor riesgo de desarrollar depresión debido a estas circunstancias.
El deterioro cognitivo en este caso es menor y la respuesta a los tratamientos es mayor en cuanto al beneficio motor, pero aumenta el riesgo de discinesias (movimientos anormales involuntarios) debido a la levodopa.
Tratamiento de la enfermedad de Parkinson
Para un tratamiento óptimo se necesita de varios profesionales: neurólogo, neuropsicólogo, psicólogo, fisioterapeuta, logopedia, psiquiatra, terapeuta ocupacional. La coordinación entre ellos, aunque difícil, es muy beneficiosa para la persona. En nuestra clínica disponemos de tres servicios:
- Neuropsicólogo: analizan la relación existente entre los cambios que se producen en el cerebro y las alteraciones cognitivas y conductuales para intervenir sobre ellas.
- Psicólogo: interviene con la terapia individual en los problemas emocionales que sobrevienen a estas personas, como suele ser la depresión o la ansiedad. Además de ofrecer también terapia de pareja o familiar en caso de ser necesario.
- Fisioterapeuta: enfocado al mantenimiento de las capacidades motoras afectadas por la enfermedad, que trabaja para conseguir el mejor estado físico posible de la persona con párkinson dentro de su cuadro clínico característico enfermedad.
Si tienes alguna duda o necesita de nuestra ayuda por esta enfermedad o alguna otra dolencia, ponte en contacto con nosotros en nuestra clínica en Málaga.