Cuando hablamos de la capacidad de movimiento de nuestro cuerpo, el término más utilizado suele ser flexibilidad. Sin embargo, este concepto, aunque importante, se queda corto para describir el complejo entramado que permite que las articulaciones se muevan de manera eficiente y saludable. La movilidad articular va más allá, abarcando aspectos como el rango de movimiento, la flexibilidad pasiva y activa, y el control motor. Comprender estos conceptos es clave para prevenir lesiones, mejorar el rendimiento físico y mantener una buena calidad de vida.
¿Qué es el rango de movimiento?
El rango de movimiento (ROM, por sus siglas en inglés) se refiere a la amplitud en la que una articulación puede moverse de manera fisiológica dentro de sus límites anatómicos. Cada articulación tiene un rango específico de movimientos básicos, como:
- Flexión y extensión: Ejemplo, doblar y estirar la rodilla.
- Rotaciones interna y externa: Como las que realiza la cadera.
- Abducción y aducción: Separar o acercar una extremidad al cuerpo.
Por ejemplo, en la cadera, el rango de movimiento normal permite realizar acciones como caminar, correr o sentarse cómodamente. Sin embargo, este rango puede verse reducido en algunas personas por diversas razones, como una vida sedentaria, lesiones o factores genéticos.
Un rango de movimiento reducido puede manifestarse de diversas formas: desde la dificultad para realizar tareas cotidianas como agacharse hasta problemas más serios, como dolores crónicos o restricciones funcionales significativas.
Movilidad articular
La movilidad articular se refiere a la capacidad de una articulación para moverse a través de su rango completo de manera eficiente y sin restricciones. Este concepto abarca tanto los movimientos pasivos (aquellos realizados con ayuda externa) como los activos (movimientos realizados por el propio cuerpo). Cada persona dispondrá de una capacidad diferente y debe intentar mantenerla en su estado óptimo para garantizar un buen estado de salud en su aparato locomotor.
Ejercicios de movilidad articular tienen como objetivo principal mantener o mejorar este rango de movimiento. Se enfocan en trabajar las estructuras pasivas (ligamentos, cápsula, tendones) para optimizar la función articular. Por ejemplo, movimientos controlados de rotación en la cadera pueden ayudar a mejorar la movilidad, previniendo lesiones y mejorando la calidad del movimiento. No se trata de estiramientos clásicos simplemente, que aunque formaría parte del programa de movilidad articular, por sí solos se quedan cortos. En un post anterior hablamos sobre estiramientos: si quieres saber más, haz click aquí.
Factores que limitan el rango de movimiento
La capacidad de movimiento de nuestras articulaciones puede estar limitada por diversos factores. Estas limitaciones pueden ser fisiológicas, derivadas de lesiones o incluso influenciadas por aspectos psicológicos. Entre los principales factores destacan:
Factores fisiológicos o estructurales
- Elementos articulares: La cápsula articular, los ligamentos y los tendones son estructuras pasivas que proporcionan estabilidad y, al mismo tiempo, limitan el movimiento. Por ejemplo, una cápsula articular retraída puede restringir la movilidad del hombro.
- Músculos hipertónicos: La tensión excesiva en un músculo puede dificultar su elongación y, por ende, reducir el rango de movimiento.
- Factores genéticos o limitaciones estructurales de nacimiento.
Factores psicológicos
- Miedo al movimiento (kinesiofobia): Tras una lesión, muchas personas evitan ciertos movimientos por temor a causar daño, lo que puede perpetuar la rigidez articular.
- Evitación consciente: Incluso sin dolor previo, el hábito de evitar ciertos movimientos puede contribuir a una limitación funcional.
Historial motor
La actividad que realizamos en el día a día influye directamente en nuestro rango de movimiento. Una persona que pasa horas sentada puede desarrollar rigidez en las caderas, en la columna vertebral, en el cuello, etc. Cuanto más tiempo se mantenga una limitación, más difícil será revertirla, ya que los tejidos se adaptan a la falta de uso. Por este motivo podrás aparecer dolencias o dificultades funcionales en el día a día
Flexibilidad muscular
La flexibilidad es la capacidad de los músculos para elongarse y permitir el movimiento. Esta puede dividirse en dos tipos principales:
Flexibilidad pasiva
La flexibilidad pasiva se refiere a la capacidad de un músculo para ser elongado por una fuerza externa, como la realizada por un fisioterapeuta o mediante el uso de herramientas como bandas elásticas. Este tipo de flexibilidad también se relaciona con el concepto de cadenas musculares, donde un grupo de músculos trabaja en conjunto para realizar movimientos funcionales. Por ejemplo, la cadena posterior, que incluye los músculos desde la espalda hasta los pies, puede influir significativamente en la postura y el rango de movimiento.
Flexibilidad activa
La flexibilidad activa implica la capacidad de los músculos para elongarse mientras se activan los músculos antagonistas (opuestos). Este equilibrio entre activación y relajación es esencial para realizar movimientos efectivos y seguros.
Un desequilibrio en la flexibilidad activa puede generar tensiones innecesarias, aumentando el riesgo de lesiones. Por ejemplo, una persona con una gran movilidad en la cadera puede ser incapaz de estabilizar esa articulación durante un movimiento dinámico, como un salto. Aquí es donde entran en juego la fuerza estabilizadora y el control excéntrico, que permiten un rango de movimiento controlado y eficiente.
¿En qué puede ayudar la fisioterapia?
La fisioterapia desempeña un papel crucial en la evaluación, diagnóstico y tratamiento de las limitaciones en el rango de movimiento, la flexibilidad y la movilidad articular. Una correcta evaluación inicial es clave para qué limitaciones son las causantes de un proceso patológico y a cuáles el organismo del paciente está adaptado. En función a ello se procederá a su corrección o no.
Evaluación personalizada
El fisioterapeuta analiza factores como la biomecánica, el historial motor y las condiciones psicológicas del paciente para determinar qué aspectos están limitando su rango de movimiento.
Tratamiento y abordaje
- Terapias pasivas: Cuando el dolor y la inflamación están presentes, se utilizan técnicas como movilizaciones articulares, masoterapia o el uso de dispositivos avanzados como INDIBA® o láser terapéutico. Estas técnicas ayudan a aliviar los síntomas y preparan el tejido para ejercicios más específicos.
- Movilización articular: Mejorar el rango de movimiento pasivo de las articulaciones mediante ejercicios guiados que restauren la función articular.
- Plan de ejercicio: diseñado para equilibrar la fuerza y coordinación entre músculos agonistas y antagonistas, mejorando el control motor y la eficacia de los movimientos.
- Educación y consejos: Enseñar al paciente estrategias para incorporar hábitos saludables en su día a día, como ejercicios de movilidad y estiramientos específicos.
La fisioterapia, con su enfoque individualizado, es una herramienta valiosa para optimizar la movilidad articular, prevenir problemas y garantizar que nuestro cuerpo funcione de manera eficiente. Nunca subestimes la importancia del movimiento; trabajar en él es invertir en tu bienestar.
Si crees que podemos ayudarte, ponte en contacto con nosotros. En Manuel Cuenca Fisioterapia en Málaga estaremos encantados de acompañarte en tu proceso de Recuperar tu mejor tú.