El punto gatillo es una pequeña área del músculo cuya fibras están en continua tensión y generan dolor espontáneo, a la palpación, a la contracción o al estiramiento. Es palpable como un pequeño nódulo (como un grano de arroz) dentro de una banda muscular tensa (un grupo de fibras musculares).
El nombre “punto gatillo” hace referencia a que al presionar sobre él desata un dolor referido. El dolor se desencadena en una zona lejana al lugar donde presionamos. Por lo tanto, se comporta como el gatillo de una pistola o un interruptor.
Estos puntos gatillo o puntos de dolor miofascial pueden aparecer como consecuencia de malas posturas, sobre esfuerzos, movimientos repetitivos en deportes o en la vida cotidiana…
El fisioterapeuta está muy acostumbrado a hacer frente a los puntos gatillo y pueden tratarse de diferentes maneras.
¿Qué significa dolor irradiado en un punto gatillo?
Una de las frases que usan los pacientes para describirlo es: “Cuando me aprietas ahí, el dolor se desplaza para otro lado”. Cada punto gatillo, dependiendo de su localización, puede referir dolor a otra zona más amplia.
Por ejemplo, un punto gatillo en el trapecio superior (cuello) puede desencadenar dolor hacia todo el lateral del cuello e incluso en la cabeza. También podemos referirnos a este fenómeno como dolor referido.
Otro ejemplo es un punto gatillo en el músculo infraespinoso, es un rotador externo del hombro. Al presionar ese punto gatillo, situado en la zona escapular, sentiremos un dolor en la cara lateral y anterior del hombro que, a veces incluso, baja hasta la mano.
El origen del dolor muscular
Tener dolor muscular o tener dolor referido no significa que el origen sea un punto gatillo. La valoración por parte del fisioterapeuta es fundamental para hacer el
diagnóstico diferencial necesario. Una vez planteada una hipótesis del origen del dolor, se podrá establecer el tratamiento necesario para el problema diana.
¿Cómo se pueden tratar los puntos gatillo?
Existen múltiples técnicas para abordar los puntos gatillos. Estas técnicas pueden ser: la presión digital, la masoterapia, aplicación de calor o frío, estiramientos…
Una de las técnicas más eficaces es la punción seca. Esta técnica es uno de los llamados tratamientos invasivos. Consiste en realizar una punción repetida sobre el punto gatillo con una aguja de acupuntura. Al perforar el punto, el paciente siente un espasmo muscular y sensación de dolor (a veces referido).
Tras la realización de esta terapia y los días siguientes podemos sentir dolor al mover o contraer el músculo. Sin embargo, una vez pasado este dolor post sesión, la mejora de los síntomas es muy importante
Tratar un punto gatillo no es resolver la lesión
Tratar el punto gatillo es fundamental para mejorar el dolor y la funcionalidad del músculo, lógicamente. Pero es igual de importante saber la causa que ha provocado que mi músculo haya desarrollado esa tensión: exceso de trabajo muscular, falta de entrenamiento, problemas posturales, un traumatismo… Conociendo este origen mejoraremos la funcionalidad muscular de forma que prevendremos la aparición de estos puntos en el futuro.
Por ejemplo, la falta de movilidad y resistencia muscular, las malas posturas en el trabajo… puede generar puntos gatillo en la musculatura lumbar (cuadrado lumbar). Estos puntos generan dolor, pudiendo el paciente ser diagnosticado de lumbalgia. Durante la sesión de fisioterapia podemos tratar los puntos gatillo y mejorar los síntomas, pero si no realizamos un tratamiento amplio y global sobre la causa del dolor muscular, tarde o temprano puede volver a aparecer.
Por eso es clave el diagnóstico funcional y abordar el dolor muscular desde su origen. Si tienes algunos de estos síntomas, visítanos en nuestra clínica de fisioterapia en Málaga para ayudarte a recuperar tu mejor versión.