Tendinopatía del Tendón de Aquiles (I)

Talón de aquiles, tendinopatía

Situado en la región posterior del tobillo, el tendón de Aquiles, bautizado en honor al heroico guerrero de la mitología griega que sucumbió por una flecha en ese mismo tendón, representa una estructura vital para el funcionamiento adecuado del pie y la movilidad humana.

Conectando el tríceps sural, compuesto por los músculos gemelos y soleo, con el hueso del talón, el tendón de Aquiles juega un papel esencial en nuestros movimientos diarios, desde caminar hasta saltar y correr.

Aunque a menudo se asocia con atletas y deportistas de alto rendimiento, la tendinopatía del tendón de Aquiles no discrimina: puede afectar a personas de todos los ámbitos de la vida, incluso a aquellos que no practican deportes regularmente. Esta condición dolorosa puede limitar significativamente la capacidad de caminar, realizar actividades cotidianas y participar en deportes, lo que subraya la importancia de comprender sus causas, síntomas y opciones de tratamiento.

Cuál es la función del Tendón de Aquiles

El tendón de Aquiles desempeña un papel crucial en la biomecánica del pie y el tobillo, permitiendo la extensión necesaria del tobillo para una variedad de actividades cotidianas y deportivas. Al actuar como un potente «muelle» durante la carrera, el tendón de Aquiles acumula y almacena energía cinética cuando el pie impacta contra el suelo, liberándola eficientemente durante la fase de despegue para proporcionar la propulsión necesaria.

Estudios biomecánicos demuestran que el tendón de Aquiles es capaz de soportar cargas significativas durante actividades como correr y saltar. En promedio, durante la marcha normal, el tendón de Aquiles puede soportar una carga de aproximadamente 3,9 veces el peso corporal, mientras que durante actividades más intensas, como correr o saltar, esta carga puede aumentar significativamente, alcanzando hasta 7 veces el peso corporal en determinadas circunstancias.

Estos números subrayan la resistencia y la fuerza excepcionales de esta estructura anatómica, pero también ponen de manifiesto su susceptibilidad a lesiones cuando se somete a un estrés excesivo o repetitivo.

Para garantizar un rendimiento óptimo y prevenir lesiones, es crucial que tanto la musculatura circundante como el propio tendón de Aquiles sean fuertes, resistentes y, al mismo tiempo, lo suficientemente flexibles para absorber las cargas generadas durante la actividad física. La necesidad de una musculatura robusta y un tendón elástico se vuelve aún más evidente al considerar la compleja red de músculos que trabajan en sinergia para permitir un funcionamiento fluido del pie y el tobillo.

Aunque el tendón de Aquiles destaca como el grupo muscular más potente, su capacidad para desempeñar su función de forma eficaz depende en gran medida de la cooperación de otros grupos musculares, incluidos el flexor del primer dedo, el tibial posterior, los músculos peroneos y los músculos intrínsecos del pie… Solo cuando estos músculos trabajan en armonía y se mantienen en un estado óptimo, el pie y el tobillo pueden desplazarse con eficacia, ofreciendo estabilidad y propulsión sin comprometer la integridad del tendón de Aquiles.

Tener en cuenta que una falla en todo este complejo sistema puede crear tensiones o problemas en otras estructuras, por ejemplo la fascia plantar.

Qué causa la tendinopatía Aquílea

La salud del tendón de Aquiles es el resultado de un equilibrio delicado entre su capacidad para soportar cargas y demandas físicas y las diversas influencias que pueden reducir esta capacidad o aumentar la demanda de manera significativa.

Diversos factores, que van desde desequilibrios hormonales, efectos adversos de medicamentos y problemas nutricionales, hasta fatiga crónica y factores constitucionales, pueden disminuir la capacidad del tendón para resistir tensiones y mantener su integridad estructural.

Por otro lado, la demanda sobre el tendón puede aumentar, ya sea por una sobrecarga deliberada a través de actividades físicas intensas o involuntariamente debido a problemas de movilidad del tobillo y desequilibrios musculares en el complejo sistema que rodea al tendón de Aquiles.

A continuación lo explicamos en detalle:

  1. Exceso de carga y sobreesfuerzo: Superar la capacidad de carga del tendón, ya sea al aumentar repentinamente la intensidad o duración de la actividad física, exceder su capacidad de peso recomendada o incrementar la distancia de carrera o caminata de manera abrupta, puede desencadenar una tendinopatía del tendón de Aquiles.
  • Movimientos repetitivos y estrés crónico: La ejecución repetitiva de movimientos que implican la extensión del tobillo, como los involucrados en correr, saltar o realizar actividades deportivas específicas, puede ejercer presión constante y provocar un desgaste progresivo en el tendón de Aquiles, llevando a su degeneración y a la aparición de lesiones.
  • Problemas de movilidad del tobillo y desequilibrios musculares: La falta de movilidad adecuada en el tobillo o debilidad funcional en los músculos circundantes, como el flexor del primer dedo, el tibial posterior y los peroneos, puede desencadenar una mayor carga en el tendón de Aquiles, lo que contribuye al desarrollo de la tendinopatía.
  • Medicamentos y problemas hormonales: Algunos medicamentos, como los corticosteroides, han sido asociados con un mayor riesgo de lesiones en los tendones, incluido el tendón de Aquiles. Asimismo, desequilibrios hormonales, como los relacionados con la menopausia en las mujeres, pueden debilitar los tendones y aumentar la probabilidad de tendinopatía.
  • Falta de hidratación y factores nutricionales: La deshidratación y una dieta deficiente en nutrientes esenciales pueden debilitar los tejidos conectivos, incluido el tendón de Aquiles, haciéndolos más propensos a lesiones y dificultando su proceso de recuperación.

Signos y síntomas de la Tendinopatía del Tendón de Aquiles

La tendinopatía del tendón de Aquiles se manifiesta a través de una serie de signos y síntomas característicos que pueden afectar significativamente la calidad de vida y la capacidad de realizar actividades físicas. Estos incluyen:

  1. Dolor en la parte posterior del tobillo o la pierna, cerca del talón: El dolor suele ser el síntoma más evidente y puede variar de leve a intenso, especialmente durante la actividad física o al levantarse por la mañana. Puede estar en el cuerpo del tendón o justo donde se inserta en el talón.
  • Rigidez y sensibilidad en el tendón de Aquiles: La zona afectada puede sentirse rígida al tacto y sensible a la presión, lo que puede dificultar el movimiento normal del tobillo.
  • Inflamación y engrosamiento del tendón: La presencia de hinchazón y un engrosamiento notable en el tendón de Aquiles son signos claros de una posible tendinopatía en desarrollo
  • Dificultad para caminar o correr: La debilidad y el dolor en el tendón de Aquiles pueden limitar la capacidad de caminar o correr con normalidad, lo que puede afectar la movilidad general del individuo.
  • Crepitación o crujidos al mover el tobillo: En algunos casos, es posible que se perciba un sonido de crujido al mover el tobillo afectado, lo que indica un daño en el tejido conectivo del tendón.

En el próximo artículo, abordaremos en detalle los métodos de diagnóstico, estrategias de prevención y opciones de tratamiento más efectivas para la tendinopatía del tendón de Aquiles. ¡Manténganse atentos!

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