El trastorno límite de la personalidad (TLP) es un problema mental que afecta gravemente la capacidad de las personas para controlar sus emociones. Esta pérdida de control emocional hace que se aumente la impulsividad, afecta a como se siente una persona sobre sí misma y repercute negativamente en sus relaciones con los demás.
Un poco de historia sobre el Trastorno Límite de la Personalidad
El primer autor que unió la impulsividad y los estados de ánimo inestables en un único síndrome fue Bonet (1684), que lo denominó “folie maniaco-mélancolique”.
Posteriormente, el trastorno límite ha sufrido numerosos cambios de terminología. El interés hacia este trastorno empezó en los años 30 de la mano del psicoanálisis. A. Stern en 1938 hizo referencia al TLP como límite entre la neurosis y la psicosi. En 1941, Zilboorg le dio el nombre de “esquizofrenia ambulatoria” y lo describe como una forma leve de esquizofrenia que se acompaña de alteraciones de la realidad, del pensamiento asociativo y presentaba afecto superficial (la persona expresa sus sentimientos y muestra emociones solo de una manera superficial).
En 1959, Schmideberg habló por primera vez de un trastorno de carácter y desde entonces la similitud del trastorno límite con la esquizofrenia ha perdido importancia.
Kernberg, en 1975, intentó perfilar la descripción, los mecanismos defensivos y las relaciones patológicas de las personas límite; además, acuñó el término “organización límite de la personalidad” dándole así mayor importancia a la estructura subyacente que la sintomatología. Linehan (1993) describe a estos sujetos como personas con irregularidades emocionales que provienen de un entorno invalidante.
Actualmente, se está debatiendo sobre el cambio del término trastorno límite de la personalidad por otro más acorde. Se han sugerido alternativas como “Trastorno de regulación emocional o Trastorno de disregulación emocional” que son las que tienen más posibilidades de ser aceptadas por la APA (Asociación Americana de Psiquiatría).
Síntomas del Trastorno Límite de la Personalidad
- Miedo intenso al abandono, llegando a hacer esfuerzos frenéticos para evitar un abandono o rechazo, real o imaginario.
- Un patrón de relaciones intensas inestables, como idealizar a una persona un tiempo y luego creer que esa persona no muestra interés o es cruel.
- Alteraciones en la identidad: cambios rápidos de autoimagen, de metas y valores.
- Comportamiento impulsivo en áreas que son potencialmente dañinas para sí mismo (p.ej: gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida, dejar el trabajo o una relación positiva de forma repentina)
- Comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamientos de automutilación. A menudo en respuesta al miedo, al rechazo o separación.
- Inestabilidad afectiva: grandes cambios de humor que pueden durar desde unas horas a varios días. Pueden incluir: felicidad intensa, irritabilidad, vergüenza o ansiedad).
- Sentimientos continuos de vacío.
- Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (p.ej: muestras frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes)
- Periodos de paranoia relacionada con el estrés y pérdida de contacto con la realidad, que puede durar desde unos minutos a algunas horas.
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¿Cómo de frecuente es el Trastorno Límite de la Personalidad?
- El trastorno límite de la personalidad es el más frecuente de los trastornos de personalidad:
- Alrededor del 2% de la población general lo padece.
- Entre el 18% y el 32% de población ingresada en unidades psiquiátricas tienen TLP.
- Entre el 11% y el 20% de los pacientes ambulatorios lo sufren.
- En la población reclusa, entre el 25% y el 50% padecen TLP.
Es más frecuente en mujeres que en hombres. Cuando se realiza el diagnóstico, el paciente oscila entre los 19 y los 34 años. Apenas hay estudios de trastorno límite en jóvenes menores de 18 años, pero se estima que alrededor del 0,9-3% de la población sufra TLP.
A menudo, este trastorno está presente junto con otros: depresión, trastorno de ansiedad, trastorno de estrés postraumáticos, trastornos alimentarios, trastorno por uso de sustancias.
Causas del Trastorno Límite de la Personalidad
Los científicos no están seguros de la causa del trastorno límite de la personalidad, pero diversas investigaciones sugieren que los factores genéticos, ambientales y sociales tienen un papel importante y aumentan el riesgo de padecerlo.
Antecedentes familiares: personas con un familiar de primer grado con trastorno límite de la personalidad, tiene mayor probabilidad de padecerlo.
Estructura y función del cerebro: hay estudios que demuestran que las personas con trastorno límite de la personalidad pueden tener cambios estructurales y funcionales en el cerebro, especialmente en las áreas que controlan los impulsos y el control emocional. Pero no demuestran si estos cambios son factores de riesgo para el trastorno o son una consecuencia.
Factores ambientales, sociales y culturales: muchas personas con este trastorno manifiestan que han sufrido acontecimientos traumáticos como maltrato, abuso o abandono durante la infancia. Otras personas refieren haber sido expuesta a situaciones hostiles o relaciones inestables donde se sintieron invalidadas.
Diagnóstico y tratamiento del Trastorno Límite de la Personalidad
El diagnóstico lo debe hacer un profesional de la salud mental acreditado, basándose en entrevistas exhaustivas (antecedentes médicos familiares, incluidos los de salud mental, exploración de los síntomas que padece…). Un examen médico completo ayudará a descartar otras posibles causas de los síntomas.
Con respecto al tratamiento, aunque es un trastorno difícil de tratar, se ha conseguido que la persona que lo padece tenga menos síntomas o menos graves, y puede tener un buen desempeño y mejor calidad de vida.
La psicoterapia es el tratamiento de elección para las personas con trastorno límite de la personalidad.
Dos ejemplos de psicoterapia utilizada son:
Terapia dialéctica-conductual: que se desarrolló específicamente para personas con trastorno límite de la personalidad. Esta terapia se centra en el concepto de estar plenamente consciente o de reconocer y estar atento a la situación y al estado emocional actual. Este tipo de terapia también enseña habilidades para controlar las emociones intensas, reducir los comportamientos autodestructivos y mejorar las relaciones.
Terapia cognitivo-conductual: ayuda a identificar y cambiar las creencias fundamentales a la percepción equivocada de sí mismos y de otros, así como los problemas que tienen para interactuar con los demás. Este tipo de terapia puede ayudar a disminuir los cambios de estado de ánimo y los síntomas de ansiedad, así como reducir el número de conductas suicidas o autodestructivas.
Los medicamentos no se usan como tratamiento principal, ya que sus beneficios no están claros y puede causar bastantes efectos secundarios. En algunos casos se ha recomendado medicamentos para tratar síntomas específicos o trastornos mentales recurrentes como la depresión o la ansiedad.
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