Beneficios de la cooperación Fisioterapeuta – Paciente

Beneficios cooperación médico paciente

Fisioterapia: el equipo fisioterapeuta-paciente

En el colectivo general la Fisioterapia está identificada como un recurso al que acudir en busca de reducir el dolor. Históricamente, el masaje se ha erigido en la herramienta principal, aunque poco a poco se han ido uniendo otras con la evolución de la profesión: manipulación vertebral, punción seca, y últimamente técnicas más modernas como la fisioterapia avanzada (neuromodulación, electrolisis ecoguiada…).

En definitiva se busca, generalmente, el tratamiento pasivo:  el paciente acude a que “le hagan algo” que le quite el dolor con el que, en muchas ocasiones, llevan lidiando meses.

Este artículo tiene como finalidad mostrar que lo mencionado anteriormente es sólo la punta de un enorme iceberg. Bajo el agua se encuentra la complejidad de esta apasionante ciencia de la salud.

¿Fisioterapia contra el dolor?

El dolor es la causa de consulta en Fisioterapia. Debemos entender qué el dolor es un impulso fisiológico natural de nuestro organismo para indicar que algo no marcha bien en nuestro cuerpo. Salvo traumatismos o lesiones fortuitas, el dolor empieza de forma progresiva intentando forzarnos a modificar conductas para evitar una lesión mayor.

Ante estos impulsos, solemos intentar acallarlos, tomando antiinflamatorios, poniendo frío o calor, echándonos cremas, automasajeándonos con rulos o pistolas de masaje, poniéndonos una faja, rodilleras o muñequeras… Para de esta forma, poder continuar con nuestro día a día.

¿Has pensado que apagar la alarma no es extinguir el incendio? Actuar de esta forma suele llevar a la reproducción constante de ese dolor. Manteniendo esta práctica a lo largo del tiempo, acabaremos con una lesión más seria, con dolor permanente y al final, cuando no podamos más, acudiremos a nuestro fisioterapeuta de confianza en busca de una solución milagrosa.

Utiliza el dolor en tú beneficio. Interprétalo como una señal de auxilio de la zona molesta y préstale la atención que merece. Busca la causa y modifica aquello que sea necesario para solucionar el problema que genera ese dolor. Para esto también está la Fisioterapia: para que dolores que a priori no son importantes no se conviertan en lesiones graves.

La Fisioterapia pasiva vs. Fisioterapia cooperativa

“Túmbate bocabajo” Esa es la frase que esperamos escuchar al entrar en la sala de Fisioterapia cuando, por ejemplo, nos duele la espalda. No hay que negar la eficacia de los masajes y de la terapia manual/avanzada ejecutada por el fisioterapeuta. Sin embargo, quedarse en ello es no ver la parte oculta del iceberg.

Lo más complicado es encontrar la causa del dolor, establecer los parámetros funcionales defectuosos, saber qué conductas de nuestro día a día nos han llevado a esta situación. Dedicar el tiempo necesario a valorar al paciente, nos dará la llave para empezar a desenmarañar el complejo proceso lesional.

Una vez establecida la hipótesis y marcados los objetivos, podemos alternar la Fisioterapia pasiva y la Fisioterapia cooperativa:

  1.         Pasiva: aquellas técnicas que no requieren la participación del paciente y se llevan a cabo en la sesión. Todo aquello que puede acelerar el proceso de recuperación del dolor, la inflamación y funcionalidad: masaje, movilizaciones, punción seca, manipulaciones, estiramientos, fisiotearpia avanzada…
  2.         Cooperativa: es la parte que implica la participación del paciente bajo la tutela del fisioterapeuta. Detectar qué problemas funcionales (fuerza, movilidad, coordinación, propiocepción, hábitos…) nos han llevado al dolor es labor del profesional, pero participar activamente de nuestra recuperación es una pieza clave para el éxito terapéutico.

Recuperación proactiva + tiempo

“Callar el dolor no es sinónimo de estar recuperado”. Una vez estamos lesionados la recuperación total necesita de participación activa más tiempo.

Todas las herramientas del fisioterapeuta, sus indicaciones y nuestra implicación como pacientes nos ayudan a acelerar la recuperación. Sin embargo, debemos tener en cuenta que nuestro organismo necesita tiempo para poner en marcha los procesos fisiológicos necesarios para recuperar, no solo el tejido lesionado, sino la funcionalidad total de la región afectada.

Querer acelerar demasiado, no escuchar al cuerpo o saltarse etapas nos llevan de cabeza a la recaída. Es por ello que recomendamos cumplir con los consejos que el fisioterapeuta nos da, hacer aquellos ejercicios que nos recomienda y adaptarnos a los cambios de hábitos que nos perjudican.

Ser proactivo en la terapia significa participar activamente de la misma y hacer un tandem con el fisioterapeuta para no solo acabar con el dolor, sino para mejorar la funcionalidad de mi cuerpo.

Para cualquier consulta, visita nuestra clínica de fisioterapia en Málaga.

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